150 años del primer incendio y la fundación del Cuerpo de Bomberos 1a. y 2a. Compañías

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Abril, mes de los Bomberos de Antofagasta.

En la naciente Antofagasta, la mayor parte de las edificaciones eran de madera y barro. Una ciudad con viviendas y locales comerciales precarios y destinados a durar pocos años, con escasos edificios de construcción sólida y exigua o simplemente ninguna inversión del gobierno Boliviano en la novel ciudad. Pese a todos estos inconvenientes y peligros a que se enfrentaba la naciente Antofagasta, no se habían producido incendios que pusieran en riesgo a la población o la continuidad comercial del joven puerto. En esta materia solo se tiene registro que por el año 1871 un pequeño amago de incendio que afectó al establecimiento comercial de venta a publico conocido comúnmente como “pulpería” perteneciente a la

Compañía Salitrera de Antofagasta Melbourne & Clark y Cía. Incendio que fue rápidamente controlado por los trabajadores de la misma pulpería y algunos obreros que ágilmente se movilizaron al lugar del principio de este incipiente fuego.

Habría entonces, que esperar hasta el año 1875 para ver el primer gran incendio devastador en la ciudad y el cual dio vida al Cuerpo de Bombero de Antofagasta.

EL INCENDIO DEL 2 DE ABRIL DE 1875

El viaje en mula y caballo desde el pueblo minero de Caracoles para los obreros que trabajaban allí era agotador, las arenas de la pampa convertidas en polvo del camino eran respiradas por cientos de pampinos que bajaban al puerto de Antofagasta en las sacrificadas caravanas de carretas que parecían descender de las arenas de un desierto inhóspito para la vida humana. Estas sílices calicheras les dificultaba su respiración y les secaba las gargantas. Los ojos enceguecidos por el blanco del caliche y la luminosidad del sol reflejada en las arenas blancas de la pampa, también sufrían con esta nube de polvo que vista a la distancia marcaba la ruta del descenso como estela de espuma marina difuminada en una marea tranquila de ripio y cal de esta caravana de mineros que apresurados por la sed de agua, licor y amor, bajaban estimulados y listos para su jornada de descanso y diversión la cuesta del salar del Carmen.

Ellos querían ver aparecer pronto una pequeña ciudad de madera y barro que se empinaba entre el desierto y la mar, llamada Antofagasta. Las curvas del camino parecían deslizar lentamente los cerros de rocas y ripios quebradizos de este océano antiguo como un telón natural de tierra seca. Telón que hizo en unas cuantas horas aparecer el azul majestuoso del mar nortino coronando un escenario natural de brizas, playas y azules luminosos. Una vez en la ciudad el destino era uno solo, la diversión del minero, donde los cuerpos curtidos por el calor del desierto, la sed de la pampa y el látigo del administrador encontraran reposo y abrigo en las dulces manos de las legendarias meretrices de la pampa y el puerto y sus secas gargantas de hombres del desierto se refrescaran con el fruto alucinante de la vid. Dicen que la primera parada de estos sacrificados mineros de caracoles fue una timbiringa ubicada en la calle LaMar hoy calle Arturo Prat, allí en esa inmensa casona de madera de altas paredes y pisos siempre encerados con cera disuelta en parafina para que “rindiera”, la fiesta, el amor y el trago eran los eternos valsamos que sacaban la arena de Atacama y la soledad del desierto.

La música de un piano alemán que sonaba con la fuerza de un tiro calichero, animaba la gran fiesta de una pequeña ciudad. Pronto el dinero de la plata de Caracoles comenzó a circular con la rapidez de la sed en el desierto, a medio día, el trago y la comida sobraban, al pasar las horas y las copas de fiesta y diversión nadie supo muy bien cuándo ni porque la alegría fue tan desbordante que los mineros quisieron celebrar con pequeños cartuchos de pólvora y con juegos de artificio que iluminaban toda la noche Antofagastina, al llegar la mañana las arpas y guitarras lentamente entraron al silencio , la voces de las cantoras agotadas de tanta fiesta buscaron el silencio de la amanecida, cobijándose en el sueño. Solo las guirnaldas y papeles de colores se mecían con la briza matutina que subía suavemente por las calles del puerto anunciando una nueva mañana de viernes. En esta tranquilidad primera, seguramente quedo entre las veredas de madera un cigarro encendido, o un juego de artificio que aun quemaba pólvora en lenta agonía o tal vez una lámpara que se negó a apagarse y escurrió desde sus entrañas el aceite incendiario que tal vez fue una de las causas de tan histórico incendio, nadie lo sabrá.

Eran las 11:00 de la mañana del día viernes 2 de abril de 1875 y el primer fuego de Antofagasta se declaraba en la indefensa ciudad de madera, este gran incendio afectó la casa y almacén de José Tomás Peña, en la calle principal (LaMar, hoy Arturo Prat), afectando toda una manzana al sur de calle Prat: las comprendidas entre Latorre y Condell, llamadas en esos años Caracoles y Santa Cruz respectivamente. Entonces rápidamente los parroquianos y mineros de la fiesta se pusieron a salvo y no hubo víctimas que lamentar, pero en pocos minutos la ciudad ardía en llamas, la columna de humo y fuego era impresionante y desbastadora para un pequeño pueblo junto al mar, todo el mundo corría para ponerse a salvo y las casas aun las más alejadas del incendio comenzaron a ser desocupadas de moradores y enseres temiendo lo peor, el reino del fuego se había desatado en Antofagasta y los vecinos del puerto estaban indefensos ante tan colosal enemigo, los marinos de vapores y veleros a la espera de cargar sus barcos con el oro blanco de los salares o la misma plata de Caracoles se agolpaban en la borda de sus buques para ver mejor el fuego desde el mar, las horas pasaron entre gritos y carreras de pánico y miedo… y llego el minuto en que el fuego destructor ya no tenía más alimento…al final una manzana completa había sido devastada por las llamas, solo unas cuantas maderas humeantes y calcinadas se levantaban entre los escombros, las perdidas eran millonarias y afectaban gravemente la economía de algunos vecinos del joven puerto.

A los sentimientos de abatimiento y desesperanza que en un primer momento avasalló a los vecinos del puerto, rápidamente fueron quedando atrás para dar paso a la idea e intención de organizar un Cuerpo de Bomberos tal como lo habían hecho años antes las grandes ciudades de Chile. Valparaíso en 1851 por primera vez en Chile después del gran incendio ocurrido el 15 de diciembre de 1850 en la calle “del cabo”, hoy Esmeralda; y en Santiago en 1863 después del terrible incendio del Templo de la Compañía en que para algunos historiadores la cantidad de fallecidos es más de 2000 mil personas, casi todas ellas mujeres que celebraban en esta vetusta iglesia capitalina el mes de María.

Fue así como en la Ciudad de Antofagasta un 4 de abril de 1875 a las 14:30 horas P.M. Los vecinos del puerto realizan un segundo meeting bajo la presidencia del señor Francisco Errazuriz y con la asistencia de Don Matías Rojas Delgado, en que con la participación de una gran cantidad de asistentes y la suma de $ 1495 pesos recaudada por los señores Abdón S. Ondarza, Pedro Machefort, Cruz Muñoz, Benito Fernández y Luis Dorador comienza a escribirse la historia de la institución voluntaria y ciudadana más antigua y prestigiosa de Antofagasta que también fue vista he interpretada por sus fundadores como un primer Bastión de Chilenidad en un territorio productor de riquezas infinitas hasta nuestros tiempos, mayormente obtenidas por el esfuerzo y sacrificio del obrero e industrial Chileno.. Desde entonces muchos fuegos incendiarios iluminarían el cielo antofagastino y cientos de nobles ciudadanos seguirían la senda trazada por nuestros fundadores, seis de ellos, nuestros mártires, entregarían su vida por un juramento solemne de servir al prójimo dando la vida si fuere necesario. Recordemos entonces en este primer capítulo de la historia de Cuerpo de bomberos de Antofagasta este primer fuego de la novel ciudad que encendió no solo maderas, paredes y techumbres de los primeros edificios de Antofagasta, sino que la gloria de un ideal.

EL RELATO HISTÓRICO DE LAS MAGNÍFICAS HORAS EN QUE NACIERON LOS BOMBEROS DE ANTOFAGASTA

La narración histórica de las 51 horas que se tardaron los vecinos de Antofagasta para organizar una institución de actuales 141 años de existencia

Como relatábamos en el capítulo anterior, el incendio de ese viernes 2 de abril de 1875 ocurrido a las 11:00 de la mañana en la actual calle Prat, llamada en ese tiempo “LaMar” entre Latorre y Condell, que afecto la casa y el almacén de un connotado vecino, había reducido a escombros una parte de la naciente ciudad, aunque pasaban las horas, los vecinos estaban desbastados con semejante tragedia que nunca antes había ocurrido en tal magnitud en la reciente Antofagasta. Los vecinos más curiosos, iniciando una tradición Antofagastina que se ha mantenido hasta nuestros días, habían venido a ver el incendio primero y ahora desde todos los puntos de la pequeña ciudad llegaban a ver los maderos humeantes y calaminas retorcidas que aún eran removidas por sus dueños para ver que se podía salvar de entre tanta destrucción.

Los propietarios y dependientes de las casas incendiadas no podían ocultar su pena y amargura ante tremenda tragedia que había devorado en pocas horas una manzana completa del centro de Antofagasta. Sus primeros esfuerzos fueron para tratar de apagar las llamas, pero cuando estas tomaron una fuerza avasalladora solo se limitaron a impedir su propagación en compañía de muchos hombres y mujeres de buena voluntad que ayudaron desinteresadamente a su extinción. Ahora los dueños buscaban y rebuscaban en los escombros para ver que podían salvar, pero nada quedaba, solo maderas, latas y fierros retorcidos esperaban el anochecer del puerto, que con su lenta combustión generaban una humareda blanca que se levantaba suavemente al cielo costero de Antofagasta que a esa hora comenzaba a llenarse de estrellas.

Un informe de mediados de la década de 1870, evacuado por Matías Rojas Delgado, Alcalde de la ciudad desde 1879 hasta 1888, describía el crecimiento de Antofagasta poniendo de relieve la fuerte ascendencia del ciudadano Chileno en la construcción de la urbe: “La población actual de Antofagasta, tomando en cuenta solo los nombres anotados en los rejistros sube a 5.384 habitantes; pero tomado en cuenta el cálculo general de un 10% sobre el total que deja de anotarse, por causas que no es necesario apuntar. I calculando que solo cincuenta operarios hayan en las minas de los alrededores, tendremos que la población total será de 5.972 habitantes. Hai una particularidad que debo hacer notar a usted respecto a la nacionalidad de los habitantes, i es que sobre el total de 5.384, existen en este puerto 4.530 chilenos. Habiéndose formado un cuadro aparte de los nacionales, resulta de él que el total es de 419, siendo de éstos, niños nacidos en este puerto 260. En un puerto de reciente creación, no pueden encontrarse monumentos u obras públicas que llamen la atención; sin embargo, puede indicarse que cuenta con una Iglesia que si no es de lujo, satisface perfectamente las necesidades de la población. Una Aduana, que llena las necesidades del comercio… un Hospital i Lazareto perfectamente atendidos por la Junta de Beneficencia; un Cementerio que fue declarado en su orijen Laico por esta Municipalidad… un edificio dedicado a Recova, un Matadero público… El Teatro también es un establecimiento que llama la atención sino por su solidez a lo menos por su sencillez i elegancia…

La plaza tiene una reja elegante de madera. El Muelle no es de la mejor construcción, i sirve solo para el desembarque de pasajeros… Como establecimientos particulares que llaman la atención se cuentan dos: la máquina de amalgamación perteneciente a la Sociedad Beneficiadora, que en su jénero puede considerarse como el primero de la América del Sur… i el del salar del Carmen, perteneciente a la Compañía de Salitres i Ferrocarril de Antofagasta. Existen dos Clubs sociales i un Cuerpo de Bomberos. En cuanto a establecimientos de instrucción pública hai dos, uno para cada sexo: éstos corren bajo la vigilancia inmediata de la Municipalidad”.

Durante las horas de la remoción de escombros, los mineros de Caracoles, son despertados a la fuerza de su fiesta estridente y explosiva que ante tanta calamidad candente y humeante son devueltos a la realidad. Cada uno de ellos es sacudido abruptamente de su alegría embriagada de licores traídos a la pampa para secar la sed del desierto y refrescar el cuerpo y el alma de las largas jornadas en los cerros perdidos en el desierto, solo en la compañía de sus palas y picotas que levantaban el caliche al sol del desierto. Son los gritos y lamentos de los vecinos de la ciudad los que sirven de furioso reclamo a su conducta irresponsable y dispersa que los lleva a alejarse rápidamente del puerto y volver al mineral de Caracoles en la primera carreta que encuentran a continuar su dura faena que han seguido todos los hijos del norte por tiempos inmemoriales.

Estos hombres del desierto ocultan sus rostros curtidos por el sol y ahora por la culpa que sienten, bajan sus miradas al piso, ellos cansados de juerga y fiesta no quieren enfrentar a sus inquisidores que los miran con rabia y dolor, haciéndoles un juicio público con sus miradas y palabras de ira. Estos pirquineros conocedores de la pampa, estos herederos de Juan López y ahora mineros de Caracoles y piques aledaños, con sus cartuchos de pólvora y fuego provocaron el primer fuego de Antofagasta y ahora deben pagar por ello con una culpa histórica que los seguirá por siempre.

Para darnos una idea fue tal la afluencia de gente que desde un principio acudió al mineral de Caracoles, que en poco tiempo su población alcanzó a más de 20.000 habitantes. Un considerable número de carretas, que no bajaría de 1.500, hacia el tráfico entre Antofagasta y el mineral. La gente vivía allí, al principio, de cualquier manera, la mayor parte en carpas de sacos; pero luego los comerciantes de mayores recursos empezaron a construir casas de madera y calaminas. Fue tal la importancia del comercio que había en el mineral, que dos años después del descubrimiento las existencias de los negocios establecidos se calculaban en más de seis millones de pesos de la época.

En las conversaciones que se empezaron a dar entre la muchedumbre qué miraba asombrada tanta devastación, comenzó a surgir un sentimiento de vulnerabilidad que en pocas horas se había instalado en todas las esferas sociales del puerto. La sentencia y conclusión era una, Ese nefasto día 2 de abril a las 11 de la mañana la ciudad quedo sin nadie que defendiera a sus habitantes, sus enseres y a las débiles maderas de las aterradoras y avasallantes llamas que podían consumir en fracción de minutos lo construido en años con tanto esfuerzo y sacrificio de nortinos.

PRIMEROS ANTECEDENTES DE LA FUNDACIÓN DEL CUERPO DE BOMBEROS DE ANTOFAGASTA

Refiere Don Isaac Arce que en el primer bienio de la década de 1870, sólo se constató en 1871 un incendio de escasa proporción que afectó a la pulpería de la Compañía Salitrera. La situación de la ciudad de Antofagasta era delicada, dada la construcción de sus edificios con material ligero y sin más inversión para prevenir siniestros. Era el resultado, según afirmara Don Matías Rojas Delgado, de la política gubernamental del gobierno boliviano, por un lado, y de la incertidumbre de los vecinos e industriales sobre el porvenir de la urbe, por otro. Sobre el punto, escribe Matías Rojas D.: “Quizás muchos ignoran la razón por que Antofagasta no ostenta, después de su gran prosperidad, sólidos i elegantes edificios, notándose en general la ligereza de las construcciones, lo que hace una labor casi imposible extinguir los incendios en su principio. Vamos a darla a conocer. El Gobierno de Bolivia desde la apertura de este puerto puso serios inconvenientes para su incremento i desarrollo, llegando hasta ordenar su clausura, debido en una parte a su política internacional, que lo hacía mirar con desconfianza toda población que se levantase al sur de Mejillones, donde la aduana era común con Chile i podía dar lugar a cuestiones que comprometiesen sus buenas relaciones con esta República; i por otra parte a fomentar ese puerto, punto de donde debía partir el ferrocarril en proyecto, al interior”.

El municipio en agosto de 1874, en tiempo de la presidencia de Don Matías Rojas Delgado, nombró una comisión para recoger erogaciones del vecindario con la finalidad de fundar un Cuerpo de Bomberos, quedando compuesta por Jorge Hicks, administrador de la Compañía de Salitres, como tesorero, e integrada como directores por Eduardo Foster, Luis Lichtenstein, Hugo de Voss, Salvador Galeno y Rejino Meza, pero no logró su cometido en la población. Pero debía acaecer “algo extraordinario que hiciese despertar a los vecinos de su letargo”, apostilla Matías Rojas Delgado, y ese algo se verificó en el gran incendio del 2 de abril de 1875 que afectó a la casa y almacén de José Tomás Peña, en la calle principal LaMar, hoy Arturo Prat, afectando toda una manzana, las comprendidas entre Caracoles y Santa Cruz, hoy Latorre y Condell respectivamente. El siniestro fue en las primeras horas de la mañana y a las siete de la tarde se convocaba en el teatro a un primer “meeting” para crear dos compañías de bomberos: una de Guardia de Propiedad y otra de Ganchos, Hachas y Escaleras. El éxito de la concurrencia conllevó a reunirse el día 4 de abril, para una vez contabilizado lo recaudado entre el vecindario proceder por votación al nombramiento de capitanes, tenientes, secretarios y tesoreros.

Es por eso que un grupo de vecinos, fueron mandatados por sus pares, tal vez por ser ellos los más documentados y comprometidos con la ciudad. Todos, Antofagastinos de nacimiento o adopción, enterados que las grandes ciudades de Chile ya habían sufrido incendios dantescos, tales como Valparaíso que el 15 de Diciembre de 1850 sufrió un devastador incendio en la calle Del Cabo, hoy Esmeralda y después de 6 meses de colectas y debates interminables un 30 de junio de 1851 organizo el primer Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Chile y Sud-América. O la mismísima ciudad capital, Santiago de Chile, que después del tristemente célebre incendio del Templo de la Compañía, ocurrido el martes 08 de Diciembre 1863 con más de dos mil víctimas y después de 12 días de grandes esfuerzos humanos y económicos, un grupo de destacados vecinos Santiaguinos, fundaban el 20 de Diciembre de 1863 el Cuerpo de Bomberos de Santiago. Ahora era el turno de los Antofagastinos y se dieron con tesón y voluntad a la tarea de organizar esta histórica reunión que daría vida a dos compañías de bomberos primero y con ellas la organización del Cuerpo de Bomberos de Antofagasta.

Jorge Hicks, Matías Rojas Delgado, Francisco Errázuriz, Abdón S. Ondarza, Francisco Bascuñán, Pedro Machefort, Cruz Muñoz, Benito Fernández, Luis Dorado, Luis Lichtenstein, Escipion Vernaza, Cesar del Rio, Hernán F. Puelma, Eleuterio Ramírez, Salvador Reyes y alrededor de unos 60 vecinos recorrieron las calles de Antofagasta, visitando personas, empresas y comercios.

Horas más tarde junto a la primera autoridad de la ciudad convocaron a una reunión general en el teatro del puerto para tratar sobre la organización de un “Cuerpo de defensores de la propiedad”. Esta primera reunión oficial que se llevó a cabo un día después del incendio, o sea el 4 de abril. Este”meeting”, como lo llamaron los vecinos, fue presidido por el Señor Francisco Errázuriz que era administrador y accionista de la “Sociedad Beneficiadora de Metales de Bellavista”, en esta reunión tomo fuerza la idea de la creación de un “Cuerpo de Bomberos” y que este debía contar con dos compañías una de “Hachas Ganchos y Escaleras” y otra compañía de “Guardias de Propiedad”. Se acordó también en esta reunión recolectar fondos entre los vecinos para adquirir las primeras herramientas necesarias y mandar a construir los carros y escaleras a la fábrica de Don Eduardo Orchard. Se designó para la colecta de fondos al abogado Boliviano Sr Abdón S. Ordanza a los comerciantes Señores Cruz Muñoz, Benito Fernández y Luis Dorador, además el señor Pedro Machefert, de nacionalidad francesa y a cargo de la redacción del diario el “Caracolino” ayudaría con artículos de interés y también con la recaudación de más dineros. Al término de esta segunda campaña económica se recolecto la importante suma de $ 1.495 pesos que fueron puestos de inmediato a disposición del primer Directorio General.

DON JORGE HICKS

Primer administrador General de la Compañía Salitrera Melboune Clark y Cia., después de Don Jorge Paddison que lo fue unos pocos meses. Don Jorge Hicks tuvo una importante actuación en los sucesos preliminares a la Guerra del Pacifico.

En la reunión de ese 4 de abril de 1875 a las 14:30 de la tarde junto con elegirse las oficialidades de las dos compañías existentes, se eligieron tres delegados por cada una de ellas. Estos delegados en la misma reunión eligieron a la primera Oficialidad General que quedo compuesta de la siguiente forma: Superintendente Propietario el inglés, Don Jorge Hicks y como Superintendente Interino fue elegido Don Francisco Errázuriz, Vicesuperintendente Don Abdón S. Ordanza, Comandante Don Francisco Bascuñán, Vice-Comandante Don H. R. Stevenson, Secretario General Don Belisario Campusano y Tesorero General Don M. Franklin Alvarado,. Habían pasado exactamente 51 horas y media desde el comienzo del gran incendio, hasta la constitución definitiva de las compañías y la Oficialidad General del Cuerpo de Bomberos de Antofagasta.

El apoyo de la Municipalidad se hizo notar de forma inmediata, toda vez que por nota de 27 de abril de 1875 el Superintendente propietario Jorge Hicks, enviara al presidente de la Junta Municipal, Matías Rojas Delgado, una nota solicitando la creación de fondos que pudieran “subvenir sus necesidades urjentes”. La nota de Matías Rojas D. a Hicks es elocuente de la acción del vecindario:

“Esta Municipalidad, haciéndose eco del pueblo, que tiene el honor de representar, no puede por menos que tributar sus felicitación i enviar un voto de reconocimiento a todas las personas que han tomado parte en el Cuerpo de Bomberos, i hacer presente al señor Superintendente que siempre i en todo caso debe contar con el apoyo decidido i entusiasta de esta Junta”.

DON MATIAS ROJAS DELGADO

Mención especial merece nuevamente Matías Rojas Delgado quien fue elegido miembro del Directorio del Cuerpo de Bomberos, en el año 1878, ocupando el puesto de vicecomandante. Bajo este directorio el Cuerpo de Bomberos soluciona sus problemas de cuarteles, con el apoyo de la Municipalidad. En 1879 Matías Rojas era Comandante del Cuerpo de Bomberos. En vida de Matías Rojas Delgado, se contó con sus servicios en la Primera Compañía “Antofagasta”, reorganizada el 15 de enero 1880 y en la Segunda Compañía “Salvadores y Guardia de Propiedad”, según algunos historiadores también llamada “Cayetano Marletti”, reorganizada el 22 de diciembre de 1880, también ayudo incansablemente a la primera Tercera Compañía “Bomba Angamos” donde aparece en algunos registros como su Director, bomba desaparecida en 1891.

DON HERNÁN PUELMA

Don Hernán Puelma, fundador del Cuerpo de Bomberos de Antofagasta y uno de los más meritorios y prominentes ciudadanos Antofagastinos. Creador de la Municipalidad de Antofagasta en 1872.

DON ABDON SENEN ORDANZA LARA (sin fotografía)

Abdón Ondarza Lara, abogado, periodista, gobernador de Potosí, uno de los fundadores del Banco Nacional de Bolivia y también de nuestra ciudad, Antofagasta, conocida como “La Perla del Norte”.

Abdón Ondarza también fue uno de los fundadores y principales organizadores del Cuerpo de Bomberos de Antofagasta, junto a Jorge Hicks, Matías Rojas, Francisco Errázuriz y Francisco Bascuñán A. Además sirvió como el último diputado por el Litoral que asistió a la Convención de 1880. “En esos años prestó muchos servicios al país y el Gobierno de entonces le dio como recompensa tierras salitreras en el Litoral, Antofagasta.

Don Abdón Ondarza a los 55 años nuevamente estudió Derecho chileno para recuperar sus tierras en Antofagasta, de esa manera se quedó en nuestro país y conoció a la ciudadana Chilena Concepción Torres, con la que mantiene una relación sentimental. Como fruto de esa unión nacieron dos hijos: el mayor murió con sarampión y la menor, Victoria, logro sobrevivir a sus primeros años. Su muerte al interior de un pique minero dio lugar a una serie de especulaciones y teorías sobre lo extraño del accidente que le costó la vida…producto de su muerte se levanto una leyenda urbana muy parecida al desaparecimiento de la vida publica de don Juan Lopez Alfaro.

La primera fotografía del Cuerpo de Bomberos de Antofagasta. Fue tomada el 10 de junio de 1875, en la quebrada “la Negra”, en el paseo que se hiciera a este lugar celebrando la inauguración del Cuerpo de Bomberos de Antofagasta y en homenaje a Don Eduardo Orchard, ingeniero mecánico inglés, constructor del primer material que poseyera la institución. La empresa del Ferrocarril y la Compañía de Salitres pusieran en aquella ocasión a disposición del Honorable Directorio General un tren especial.

Al decir del Señor Hipólito Segundo Decourt, fundador de la institución, sobreviviente hasta las bodas de Oro del Cuerpo, aquel paseo fue memorable y no todos regresaron como habían partido. Muchos volvieron demasiado alegres.

Don Eduardo Orchard Richard fue el jefe de la familia Orchard de esta ciudad y el fundador de la fábrica y fundición que lleva su nombre. Sus descendientes han contribuido con eficacia y brillo, desde los primeros tiempos al progreso industrial y comercial de este puerto. Por aquella época don Eduardo tuvo a su cargo la fabricación de los primeros elementos de trabajo con que contaron los bomberos Antofagastinos. Les fabrico escalas, bicheros, ganchos y un carro Porta-Escalas de cuatro ruedas que era arrastrado por los voluntarios, por medio de cables. En 1882 construyo el primer carro-bomba que tuvo el Cuerpo de Bomberos, que era arrastrado por caballos y funcionaba a mano. Su inauguración se efectuó en un gran ejercicio en la plaza colon. Su hijo, don Luis Orchard, hoy un respetado vecino de avanzada edad, recuerda que iba como mascota al lado del auriga (Cochero) en aquella memorable ocasión.

Como el cuerpo de bomberos aun no tenía bandera fue llevada la inglesa, en homenaje al festejado. Esta es la causa que veamos lucir en el grabado el glorioso pabellón británico.

Los clásicos pantalones blancos y los cinturones negros de cuero se usaron desde el primer momento. En lugar de las actuales casacas se usaban blusas, que eran de rojas, color que todavía conserva la Primera Compañía, como igualmente la estrella blanca sobre el lado izquierdo del pecho. Nótese que cada cual usaba una corbata a su gusto. Cabe hacer notar las altas botas y los sombreros de paja que eran amarillos. Estos últimos se usaron durante un buen tiempo debido a que los cascos encargados al extranjero, tardaron bastante en llegar.

Al paseo asiste la banda de músicos que dependía de la Ilustre Municipalidad. El municipio había sido fundado el 25 de Enero 1872.

El sitio preferido por los bomberos para practicar sus ejercicios, que se hacían generalmente los días domingos, era un extenso solar que , en ese entonces, existía próximo a la fábrica Orchard, donde eran generosamente atendidos , a la hora del descanso, por Don Eduardo y su distinguida familia; brindándole algunos refrescos en su casa habitación.

DON EDUARDO ORCHARD RICHARD

En esta fotografía el señor Orchard, al igual que muchos voluntarios, luce una muy bien cuidada barba, de moda por aquella época. Es recia la estampa de la mayoría de ellos y si bien algunos están en pose de empinar el codo, por chacota, no falta uno que tiene un periódico entre sus manos, seguramente “El Caracolino”, tal vez buscando noticias de los seres queridos que habían dejado la tierra del sur; tierras que eran, para todos los Chilenos, como el corazón de la patria ausente.

La dedicación y el cariño que tuvo don Eduardo Orchard por el cuerpo de bomberos fueron cada vez en aumento, tanto es así que ingreso a sus filas, y en 1888 fue nombrado Segundo Comandante de la Institución.

Don Eduardo aparte de servir al Cuerpo de Bomberos contribuyó al adelanto de Antofagasta, en diversas actividades. En reconocimiento a su labor hoy una de las calles de la ciudad lleva su nombre.

El original de esta interesante e histórica fotografía era propiedad de la distinguida dama, esposa de Don Santiago Orchard G., padrinos del señor Julio Gamelli y Aliaga, voluntario honorario del Cuerpo y de la Cuarta Compañía.

ACTA DE FUNDACIÓN DEL CUERPO DE BOMBEROS DE ANTOFAGASTA

En Antofagasta, a cuatro de Abril de un mil ochocientos setenta y cinco, en vista del lamentable incendio que destruyó una parte del centro de la población de este puerto, el día viernes dos del que rige, once ante meridiano, los vecinos acordaron celebrar un “meeting”, el que tuvo lugar el día de hoy a las dos treinta horas P.M., con el objeto de organización de un CUERPO DE BOMBEROS y bajo la presidencia del señor Francisco Errazuriz.

El señor doctor don Abdón S. Ordanza, dio cuenta de las erogaciones voluntarias recolectadas en unión de los señores Pedro Machefort, Cruz Muñoz y Benito Fernández, ascendentes a la suma de un mil cuarenta y cinco pesos. Dando igual cuenta el señor Luis Dorado de lo recogido por el hasta la cantidad de cuatrocientos cincuenta pesos.

Se acordó:

1°.- La formación de dos Compañías como sigue:

COMPAÑÍA GUARDIAS DE PROPIEDAD y

COMPAÑÍA DE HACHAS, GANCHOS Y ESCALERAS

2°.- Que por votación, a mayoría de votos, cada una de las compañías hiciera elección de su Capitán y Oficiales y así mismo de tres delegados, por cada una de ellas, para elegir el Directorio del Cuerpo, lo que se efectuó de modo siguiente:

COMPAÑÍA DE HACHAS, GANCHOS Y ESCALERAS

Capitán, Señor Luis Lichtenstein

Teniente 1° Señor Cesar A. del Rio

Teniente 2° Señor Luis C. Carvallo

Teniente 3° Señor Hernán F. Puelma

Secretario, Señor Eleuterio Contreras

Tesorero, Señor Benito Soto

Delegados: Señores Cesar A. del Rio

Luis A. Carvallo

Hernán F. Puelma

COMPAÑÍA GUARDIAS DE PROPIEDAD

Capitán, Señor Salvador Reyes

Teniente 1° Señor Alejandro Masnata

Teniente 2° Señor Regino Meza

Teniente 3° Señor Juan M. de Olivera

Secretario, Señor Belisario Campusano

Tesorero, Señor Isaac de Tezanos Pinto

Delegados: Señores Francisco Errazuriz

Luis Dorado

Abdón S. Ordanza

Con lo que termino el “meeting”, citándose a las personas que desearan formar parte de la Compañía de Hachas, Ganchos y Escaleras para mañana 5 a las 8.30 P.M.

Aprobado.

ELEUTERIO CONTRERAS LUIS LICHRENTEIN

Secretario Capitán

REUNIÓN GENERAL CELEBRADA EL 5 DE ABRIL DE 1875

Presidida por el capitán, señor Luis Lichtenstein, con asistencia de los Tenientes, señores A. del Rio, Carvallo, Puelma, Tesorero, Secretario y sesenta y tres Voluntarios.

Se leyó el acta de la sesión anterior y fue aprobada.

Se procedió a dar lectura al reglamento, presentado por los señores L. Lichtenstein y A. del Rio, el cual fue aprobado, unánimemente, en general y particularmente, exceptuando el inciso 8°, del artículo 5° de la “Sección Auxiliares”, el cual quedo nulo por mayoría de votos.

En cumplimiento del artículo 1° del reglamento se delibero el nombre que debe llevar la Compañía y fueron propuestos los siguientes: FRATERNIDAD, COMNTRA INCENDIOS y ANTOFAGASTA, siendo aceptado este último; con lo cual se procedió a la instalación de la Compañía Antofagasta de Hachas Ganchos y Escaleras.

Estando todos conformes con lo obrado se obligaron a respetar, en todas sus partes, el reglamento aprobado, comprometiéndose, bajo su palabra de honor, a prestar los servicios personales que le fueran posibles, consecuente al objeto de la compañía, y para constancia firmaron la presente acta los señores siguientes.

(Vienen las firmas)

Se acordó que todos los firmantes serian miembros fundadores de esta Compañía.

Aprobado.

ELEUTERIO CONTRERAS LUIS LICHTENSTEIN

Secretario. Capitán

NÓMINA DE VOLUNTARIOS FUNDADORES DEL CUERPO DE BOMBEROS DE ANTOFAGASTA

1875

DIRECTORIO PROVISIONAL DEL MEETING DEL VIERNES 2 DE ABRIL 1875 EN EL TEATRO DE ANTOFAGASTA CONVOCADO A LAS 19:00 HORAS.

Francisco Errázuriz.

Francisco Bascuñan.

Hugo Jenecquel.

Asiste Don Matías Rojas Delgado Presidente Junta Municipal de Antofagasta

OFICIALIDAD GENERAL PROVISORIA DEL DOMINGO 4 DE ABRIL DE 1875

Francisco Errázuriz, Superintendente

Abdon S. Ondarza.

Pedro Machefert.

Cruz Muñoz.

Benito Fernández.

Luis Dorado.

Asiste Don Matías Rojas Delgado Presidente Junta Municipal de Antofagasta

COMPAÑÍA GUARDIAS DE PROPIEDAD

Capitán, señor Salvador Reyes.

Teniente 1,°, señor Alejandro Masnata.

Id. 2°, señor Rejino Meza

Id 3°, señor Juan M. de Oliveira.

Secretario, señor B. Campuzano.

Tesorero, señor Isaac de Tezanos Pinto.

COMPAÑÍA DE HACHAS, GANCHOS I ESCALERAS

Capitán, señor Luis Lichtenstein.

Teniente, 1°, señor César A,. Del Rio.

Id. 2°, señor Luis C. Carvallo.

Id 3°, señor Hernán F. Puelma.

Tesorero, señor Benito Soto.

Secretario, señor Eleuterio Contreras.

DELEGADOS PARA LA ELECCIÓN DE DIRECTORIO GENERAL

Francisco Errazuriz.

Luis Dorado.

Abdón S Ordanza Lara.

Cesar A. del Rio.

Luis Carvallo.

Hernán Puelma.

OFICIALIDAD GENERAL DEL LUNES 5 DE ABRIL DE 1875

Superintendente propietario, señor Jorje Hicks.

Id. interino, señor Francisco Errázuriz.

Comandante, señor Francisco Bascuñán A.

Vice-comandante, señor H.R. Steavenson.

Tesorero Jeneral, señor M. Franklin Alvarado.

Secretario Jeneral, señor Belisario Campuzano.

Asiste Don Matías Rojas Delgado Presidente Junta Municipal de Antofagasta

NOMINA DE VOLUNTARIOS FUNDADORES

Escipión Vernaza

Emilio Lembach

Tomas Tello

Juan M. Kerst

Carlos Flores

Isidro González Reyes

Félix Bustos

Domingo Varela

Antonio Olea Mereno

José Luis Troncoso

Nicanor Plaza

Paulino Hubert

Diego Miller

Augusto Vidal

Carlos Montano

Daniel Rui Pérez

José Eugenio Fuentes

Braulio Flores Garate

Gregorio Peralta

Emilio Ormeño

José María Yáñez

Emilio Olmos

Antonio Muñoz

Carlos Comber

Tadeo Godoy

Benito Fernández

José N. Cruz

Alberto Vogelstrom

Carlos E. Walker

Luis Cuellar

Juan Luis Pacheco

José María Bravo

Hipólito Segundo Decourt

Santiago Huwhes

Jesús Villanueva

Antonio Tirapegui

Ramón Castilla

José Esteban Carvajal

Salvador Segundo Vargas

Placido Serrano

Marcos Correa De Saa

Francisco Ruz

Jacinto Alfaro

Paulo Quezada

Lorenzo Pinto

Segundo Fajardo

Samuel Bañados

José Soza

Juan Bautista Moreno

Fernando Rivera

Exequiel del Rio

Esteban Segundo Carvajal

Juan de la Cruz Campillai

Fotografías Históricas:

Pueblo minero de Caracoles 1874

COLECCIÓN MUSEO HISTÓRICO NACIONAL

Carreta calichera

COLECCIÓN MUSEO HISTÓRICO NACIONAL

Plaza Colón Antofagasta

COLECCIÓN MUSEO HISTÓRICO NACIONAL

JORGE HICKS

MATIAS ROJAS DELGADO

HERNAN PUELMA

EDUARDO ORCHARD RICHARD

Fraternalmente.-

Ricardo Rabanal Bustos

Magíster en Educación

Profesor de Historia y Geografía

Historiador y Cronista Regional

Acerca del Autor

@E2Elgueta

Periodista, consultor, hombre de medios de comunicación
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