80 años de Hogar de Cristo: ¿Hemos logrado un cambio real?

Tiempo de Lectura:2 Minutos, 46 Segundos

Por Andrea Cox, jefa social territorial de Hogar de Cristo en Antofagasta. 

El 19 de octubre de 1944, mientras Santiago dormía, el padre Alberto Hurtado tuvo una epifanía. Al encontrar a un hombre enfermo y tiritando de frío en un zaguán, no vio a un necesitado más, sino a Cristo mismo. Decidió entonces ofrecer un hogar a esos Cristos anónimos que vagaban por una ciudad sumida en la pobreza. Curiosamente, fue Antofagasta la primera en acoger esta misión fuera de la capital, abriendo su filial en 1957, 5 años después de la temprana muerte de Alberto Hurtado, el notable fundador del Hogar de Cristo.

Hoy, esa pobreza “a pata pelá”, tuberculosa, parece haber quedado en el pasado. En 1952, cuando murió Alberto Hurtado a los 51 años, la esperanza de vida para los hombres era de 50 años; hoy es de 79 para ellos y de 82 para ellas.

¿Podemos decir entonces que la disminución de la pobreza es un objetivo cumplido? Para nada. Las nuevas vulnerabilidades sociales se han vuelto cada vez más complejas y diversas. En nuestra región, tenemos una deuda profunda con las personas en situación de calle que deambulan por nuestra ciudad y con los adultos mayores que viven en completo abandono en las zonas periféricas.

En la región de Antofagasta, más de 10 mil adultos mayores —un 11,3%—son dependientes y necesitan ayuda constante. En la macrozona norte, que abarca Arica y Parinacota, Tarapacá, Antofagasta y Atacama, vivir en zonas periféricas puede ser un verdadero infierno. Para algunos, llegar a un hospital puede tomar hasta 484,9 minutos, más tiempo que muchos vuelos internacionales. 

Por eso hemos transformado nuestras residencias en una red de servicios de cuidado domiciliario, más personalizada. La idea es transitar hacia programas que ofrezcan atención domiciliaria y ambulatoria, instalados en las comunidades. Así, la desatención, el aislamiento físico, la depresión y la soledad no amenazarán la vida de esos 200 mil mayores que hoy viven bajo la línea de la pobreza en Chile.

Las más de 900 personas en situación de calle en Antofagasta, muchas de las cuales pasan sus últimos días viviendo abandonados en la periferia, son otro tema al que el Hogar de Cristo se ha dedicado con ahínco desde su creación. El incremento de quienes viven a la intemperie ha alcanzado niveles alarmantes. Lo vemos en Antofagasta: desde 2020, más de 25 personas en situación de calle han muerto en la región.

Sería notable contar en Antofagasta con el programa Vivienda Primero, que en cinco años ha logrado sacar de la calle a casi un millar de hombres y mujeres mayores de 50 años con larga experiencia en esa situación. Es una iniciativa social que genera cambios notables: en salud, vinculación familiar, empleo. Dignidad, en definitiva.

Al cumplir 80 años, surge una pregunta: ¿Hemos logrado un cambio real? La diversidad y complejidad de las pobrezas actuales no dejan espacio para la complacencia. Desafían al mundo privado, a las organizaciones de la sociedad civil y al Estado a atreverse con nuevas soluciones que se adapten a los tiempos presentes.  Hogar de Cristo se la juega por eso, pero para hacerlo necesita de los chilenos de corazón generoso, esos con los que Alberto Hurtado fundó lo que para muchos es el milagro cotidiano que lo elevó a los altares.

Acerca del Autor

@E2Elgueta

Periodista, locutor, maestro de ceremonias y animador. Director de Contenidos de AntofaPop
Previous post Bienal SACO realizará performance internacional colectiva en Parque Ecorayen
Next post Antofagasta fue antitriona de jornada macrozonal para impulsar Ley de Artes de la Visualidad